viernes, 25 de mayo de 2012

Todo y nada


 El susurro alejado murmuró en tu esbelto y delicado cuello un  déjate llevar,  siénteme, deséame.

Tras el fondo una pared dulce revestida de madera pesada se erguía con ondas sinuosas hasta antes de donde comenzaban los cuadros más tétricos y horrorosos de lo nunca imaginado. En el suelo, un diseño de ajedrez se dejaba llevar sin líneas rectas, la cortina se dejó empujar plácidamente por el viento que entraba en la ventana y bajo está estaba o mejor dicho estábamos.

Nos entrelazábamos como los ornamentos que estaban atrapados en la oscura y envejecida madera. La piel era fría como el mármol pero frágil .La mirada más profunda que jamás observé, llena de todo y nada y aún así expresaba lujuria y pasión. Teníamos la sensación de plenitud en el alma y el deseo de dejarse llevar en el corazón.

 Más cuando me desperté no logré recordar nada más que todo y nada.

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